La onda expansiva de un estallido y una pantalla de fuego a tres mil grados de temperatura, desatadas a más de quince veces la velocidad del sonido desde una furgoneta bomba, van a desintegrar el edificio en el que están reunidos los miembros de una secta, que perecerán desmembrados unos y quemados vivos otros. Una mujer llamada Victoria ha urdido esa espantosa salvajada enloquecida por su amor a un hombre: un amor impedido por otra mujer perteneciente a la cúpula directiva de la secta, que morirá en el ataque contra el edificio. Victoria ha sabido aprovechar el odio, el rencor y la sed de venganza de algunos antiguos miembros de la secta, cuyas vidas se desmoronaron a causa de haber pertenecido a esta, y convencerlos para colaborar en su plan devastador, en cuyos estragos resultará asesinada quien se interpone entre ella y el hombre del que se ha enamorado de verdad por primera vez en su vida. Esta demencial atrocidad no solo la van a perpetrar personas, sino que aparecerán como cómplices inespeerados y que abocarán a un desenlace tan espeluznante como sobrecogedor.