La mitología clásica ha alimentado durante miles de años todas las formas de expresión en las humanidades y las bellas artes. Los mitos surgieron como posible explicación de fenómenos naturales, pero también para responder a eternas preguntas sobre el origen y destino de nuestra especie, un esfuerzo imaginativo para superar los límites del saber racional de cada época. Por eso, no resulta extraño que la ciencia y la tecnología se hayan impregnado a menudo de la mitología clásica, y en especial para inspirar la nomenclatura de invenciones y descubrimientos. Del mito al laboratorio nos habla de esos personajes mitológicos, cuyos nombres e historias captaron la atención de la comunidad científica hasta el punto de homenajearlos al bautizar muchas «criaturas» nacidas de sus investigaciones.