Sinopsis
En 2010, un grupo de científicos dirigido por Craig Venter logró crear vida sintética; es decir, produjeron el genoma de una bacteria a partir de elementos químicos, insertándolo en una célula desprovista de su ADN nativo. En La vida a la velocidad de la luz, Venter explica el camino que siguió para llegar a los resultados de 2010 y la tradición científica en que éstos se asientan, una tradición que él ha enriquecido- como ya hizo con sus contribuciones fundamentales al Proyecto Genoma Humano- uniendo biología e informática. Acabamos de entrar - escribe- en lo que yo llamo la era digital de la biología, en la que los ámbitos antaño distintos de los códigos informáticos y de los que programan la vida están empezando a fusionarse, en la que parecen nuevas sinergias que conducirán a la evolución en direcciones radicales. Hasta ahora la biología molecular se había centrado en cómo leer los programas informáticos de la vida mediante la secuencia del ADN, pero ahora ya se puede ir en otra dirección, empezando con el código digital computarizado (genoma), diseñando nuevas formas de vida, sintetizando químicamente su ADN y después haciéndolo arrancar para producir el organismo real. Y Puesto que la información es digital, podemos enviarla a cualquier lugar a la velocidad de la luz, para recrear allí -en cualquier lugar del Universo- esa vida.