En busca de mi voz es una historia que sigue acercando a los lectores hacia el TEA. Desde su propia experiencia sobre el autismo, la autora escribe esta obra para enviar un mensaje claro y potente: ser uno mismo es lo mejor que uno puede ser. A modo de continuación perfecta de El mundo de Frankie, además del autismo, también se aborda el acoso y lo importante que puede ser la música en la vida de un adolescente. Como protagonista, Frankie, un chico que es diferente y, cuando empieza la secundaria, todo se le vuelve un poco complicado: hay reglas nuevas, como no hablar, ¡su actividad favorita! Pero tiene la oportunidad de participar en el concurso de la Batalla de Bandas, así que no puede estar más emocionada, excepto que para tener una banda hace falta tener músicos, y para tener músicos hace falta ser buena haciendo amigos…
Una obra de las más auténticas y divertidas sobre el TEA, que invita a entender, comprender y aceptarnos tal y como somos en una de las etapas más complicadas: la adolescencia. Una historia que también sirve como espejo para todas aquellas personas con autismo que nunca se han visto reflejadas en algún personaje ficticio.