Romain lleva más de diez años tras las rejas, pero vuelve a casa todas las noches. Coordinador cultural en el Centro Penitenciario de fresnos—uno de los más grandes y conocidos del país—, cuenta, en este testimonio lleno de humor y sin concesiones, su lucha diaria para que las personas encarceladas tengan acceso a la cultura. Sobre todo en conciertos.