Ars poética de Sarah Connor es el viento de Castilla como realismo psicótico y flipado. El plano secuencia de una ecuación lanzada al mundo. Tal vez, una novela en forma de blues. Tal vez, un largo poema en prosa como compendio de la Tierra. Puede que una postal telepática y abrumadora. En todo caso un descenso cabrón y hermoso hacia nosotros mismos; un paso entre los universos para que no salgamos de este siglo. Una mirada desalmada y profunda, poderosamente rápida, a doce mil fotogramas por segundo.
La sensibilidad postpictórica del autor nos alumbra de una forma conmovedora a la velocidad de la luz, porque estamos asistiendo a la ceremonia de un trance que todo lo devora. Una ciencia que nadie ha estudiado. Un mecanismo literario que se ha mantenido durmiente hasta hoy. Una odisea crepuscular con una libertad sin precedentes vestida de road movie conversacional.
La historia de un buen chico, el autor, que solo quiere empezar a florecer en los documentales.