La filosofía, afirmó Sócrates, es el arte de morir. Este libro subraya que también es el arte de aprender a vivir y compartir la tierra con quienes nos precedieron.
El entierro, con sus rituales, es la práctica cultural-simbólica documentada más antigua: todos los humanos han desarrollado técnicas para cuidar y relacionarse con los muertos. La premisa de Hans Ruin en esta obra es que podemos explorar nuestras vidas con los muertos como un a priori existencial transcultural del que emergen las formas básicas de la conciencia histórica.
El cuidado de los muertos no solo es el manejo simbólico de los restos mortales, también apunta a un espacio político en el que el vínculo entre los muertos y los vivos mantiene unidas a las sociedades. No existe un ámbito social totalmente ajeno al compartido con los muertos. Aprender a vivir es aprender a habitar en este espacio de forma responsable.
A través de un análisis interdisciplinar que combina filosofía e historia cultural y social, el autor nos acerca al fenómeno de la muerte y su importancia como hecho cultural transversal a todos los seres humanos.