Un análisis de la homosexualidad de García Lorca desde un punto de vista poco frecuentado por la crítica
Las aproximaciones críticas a la obra de Lorca han prestado, en general, poca atención a la importancia de la figura de Pierrot en su imaginario literario y personal. Emblema de la tristeza y el fracaso, Pierrot fue pronto asumido por los intelectuales de principios del siglo XX como representación del espíritu bohemio y, correspondiendo a su condición marginal en materia de amor, como símbolo de los deseos furtivos.
García Lorca, necesitado de una máscara para enfrentarse al fracaso perpetuo en la búsqueda del otro, encuentra en Pierrot una especie de alter ego literario para conocerse, esconderse y mostrarse a un mismo tiempo. Como puede observarse ya en sus juvenilia, esboza en Pierrot su yo más íntimo, en una tendencia que continúa en sus dibujos y en sus piezas de madurez. Pierrot/Lorca abre nuevas lecturas críticas que arrojan luz sobre diversos aspectos de la vida y la obra del granadino, tal el caso su relación con Salvador Dalí, codificada en términos teatrales: Arlequín (Dalí) / Pierrot (García Lorca).
EL AUTOR
Emilio Peral Vega es Profesor Titular del Departamento de Literaturas Hispánicas y Bibliografía de la Universidad Complutense de Madrid. Autor de más de treinta libros (entre monografías, ediciones críticas, libros coordinados y catálogos de exposiciones) y un centenar de artículos de investigación, es especialista en teatro español de los siglos XX y XXI –con especial interés en la obra de Jacinto Benavente, Federico García Lorca y Juan Mayorga– y en la literatura del periodo comprendido entre finales del siglo XIX y la Guerra Civil española.