"¿Es la violencia dominio exclusivo de los lobos, o la ejercen también los corderos?
Una tarde de verano, dos niños encuentran un cadáver salvajemente mutilado en una apacible capital del sur. El inspector Vidal y el comisario Peirón serán los responsables del esclarecimiento de este atroz asesinato, del que no existen víctima, autor ni móvil conocidos. La investigación, en la que avanzan a tientas y sin apenas pruebas a las que aferrarse, se tropezará con una dificultad imprevista cuando, diez años más tarde, aparezca otro cuerpo con las mismas amputaciones que el anterior. Los acontecimientos que desembocarán en uno y otro crimen se suceden durante siete décadas, como un juego de espejos, desde la convulsa Alemania de 1927 hasta la España preolímpica de 1992. Pasado y presente se entretejen así como cara y cruz de una misma moneda.
Ágil, fresca, con diálogos incisivos como cuchillos, A Plomo sumerge al lector en una incursión mestiza por varios géneros. Sin prescindir de detalles de humor inesperados, la voz personal del narrador nos ofrece el retrato preciso de unos personajes sin conexión aparente, víctimas y verdugos que nos invitan a reflexionar sobre los límites de la crueldad y la bondad.
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