William Fisher lleva una vida tranquila en Boston, trabaja como administrador en el Instituto de Ciencias, tiene pareja y, ocasionalmente, toca su violín (don Chirridos). Un buen día, durante una excursión a la laguna Walden (y tras la inesperada aparición del fantasma de Thoreau), Fisher resbala sobre la superficie helada del lago y se golpea la cabeza perdiendo el conocimiento. Desde ese instante, todo parece conjurarse para que nada en la existencia de William vuelva a ser como antes. Le esperan una sucesión de bizarras coincidencias y bochornosas trifulcas que, en menos de una semana, lo empujarán a liderar una estrafalaria revolución y a participar en una espectacular persecución policial, en esta particular y satírica huida del mundo moderno y sus absurdos.
ALGUNAS OPINIONES
Fantastic Mag
“Boston. Sonata para Violín sin Cuerdas” es un libro que se disfruta de forma primaria, que ataca antes al estómago (que es donde se origina la risa) que a la cabeza. Como toda buena experiencia literaria, el libro de McEwen presenta diferentes capas de sentido.
La apertura de “Boston. Sonata para Violín sin Cuerdas” (publicado en nuestro país por Automática) es francamente espectacular: el protagonista, William Fisher, pasea por la laguna helada de Walden y se topa con el mismísimo Henry David Thoreau que, bajo el hielo, dentro del agua, le pide ayuda para poder salir de nuevo hacia la superficie. En su huída a la búsqueda de auxilio, Fisher da un traspiés y cae estrepitosamente sobre el hielo, abriéndose la cabeza…
LA VANGUARDIA (Kiko Amat)
Lecturas recomendadas para el verano
Comedia salvaje y desbocada con protagonista en proceso de perder la razón (truco infalible). Incluye borracheras inclementes, nudismo público, amistad con homeless y revueltas callejeras. Lo pasé tan bien que deseaba que no terminara nunca.
Librería Aqualata (Jorge Jiménez del Moral)
El protagonista va de paseo a un lago helado. Ve el fantasma de Thoureau. Se cae dándose un golpe en la cabeza y a partir de ese momento su vida entra en una espiral de despropósitos que culminará en una improvisada revolución. Por el camino, pierde su violín, se enamora y desenamora, odia y deja de odiar, pasa mucho frío, se enfrenta al absurdo y busca desprenderse de todo lo que no sea necesario. Una novela divertidísima. Una sátira brutal y corrosiva de los egoístas años ochenta que se puede aplicar a nuestros días. Las grandes corporaciones, el trabajo de oficina, la universidad, estudiantes, profesores, literatos, ecologistas, etcétera.