POLONIA, 1940.
Cuando el fotógrafo profesional Wilhelm Brasse es deportado a Auschwitz-Birkenau como preso político, se le asigna la tarea de retratar a los prisioneros que llegan en tren de todos los rincones de Europa. Tras la cámara, él es uno de los pocos que estarán a salvo del infame destino al que se enfrentan el resto de los prisioneros.
Con el afán registrador que caracteriza al régimen nazi, Brasse se verá forzado durante años a sacar alrededor de cincuenta mil fotografías e incluso a ser testigo de ejecuciones y de los inhumanos "experimentos médicos" del doctor Josef Mengele. La crueldad de todo lo que captura con su lente lo obligará finalmente a tomar partido, a unirse a la resistencia y a poner en riesgo su vida para preservar la memoria de las atrocidades que allí se cometen.