¿Puede reducirse la vida a una sucesión de acontecimientos involuntarios que determinan quiénes somos de forma irreversible e inevitable? Esta es la pregunta que impulsa al joven Pintus a abandonar el mar y la obsesiva imagen de los «Tejados Rojos» de Oblenz, para aventurarse en una ciudad desconocida, plagada de deseos ilusorios y erráticos, pero velados por la indiferencia.
El precio a pagar será la destrucción de su mundo: afectos, ilusiones, recuerdos, amistades… Su realidad quedará arrasada por una absoluta necesidad de autodeterminación, de reconocerse entre los pliegues de la voluntad ajena y los arbitrarios desvíos del azar.
Publicada por Einaudi en 1975, La vida involuntaria está a la altura de la mejor literatura centroeuropea en cuanto a su fuerza creadora, sensibilidad e intención. Brianna Carafa describe, a través de la experiencia profanadora y atribulada de su joven héroe, la perpetua lucha fáustica del individuo que busca ser auténtico por encima de todo vínculo, debilidad o convención social.