Maldición eterna a quien lea estas páginas narra el encuentro áspero y destructivo de dos soledades en Nueva York; un enefermo, argentino, y su cuidador, un norteamericano, ambos marcados por mujeres que están ausentes. La dificultad para establecer una confianza mutua y un afecto necesario es el tema conductor, si bien, en esta confrontación, cada uno de ellos revelará al otro y a sí mismo aspectos inesperados de su personalidad.
Una vez más, lo que atrae y subyuga de esta novela es la maestría con que Manuel Puig se sirve de un material nuevo en su obra -la vida cotidiana norteamericana- para penetrar en el alma humana, especialmente a partir de unos diálogos sacados de conversaciones reales en los que los silencios juegan un papel tan importante como la palabra.