Este libro podría considerarse el testamento vital de Rafael Navarrete, pues recoge su rica experiencia vital. Navarrete, que ha dedicado gran parte de su vida a la orientación y la guía espiritual y humana, resume sus populares enseñanzas, ofreciendo a los lectores las claves para enfrentarse a las dificultades con optimismo, animando a vivir con alegría y a asumir la vida como es para poder ser feliz. Parte de la idea de que la vida de cada persona es como un río que fluye en libertad, y sugiere que, para poder empezar a fluir con facilidad y encontrar la felicidad, es mejor asumir los derroteros por los que la vida ha hecho cauce que empeñarse en detener su curso o en cambiar la corriente. Navarrete recupera la esencia de los ejercicios espirituales de san Ignacio y recuerda que la base que sustenta todo y que permite seguir hacia adelante es Dios mismo.