Los poemas de Espejo cóncavo y duende negro, “escritos entre sueño y vigilia”, según Brendel, combinan el sentido y el sinsentido, el orden y el desorden, melancolía y humor, evocan con frecuencia el absurdo de la gente que incurre en ilusión, a veces con gracia a veces con temor, en una combinación de elementos incongruentes que lleva al lector a una sonrisa a la vez sarcástica y melancólica.