Jerusalén. Abril del año 33 d.C. Jesús, un artesano, rabí, sanador y profeta galileo, acusado del cargo de sedición por arrogarse el título mesiánico de «rey de los judíos» frente al poder romano, es azotado, insultado, ridiculizado y escupido. Condenado a morir crucificado como un bandido, es abandonado por sus discípulos en el momento de su detención. En su amarga agonía en la cruz solo un grupo de mujeres lo acompaña desde la lejanía. Otros condenados colocados junto a él le lanzan recriminaciones. Un grito desgarrador pone fin al suplicio. Pero, ¿qué ocurrió tras esta desoladora escena?