La exposición propone una reflexión poética y filosófica sobre la posibilidad de que los animales sueñen y, con ello, imaginen. Inspirada en las investigaciones del filósofo David M. Peña–Guzmán y en las ideas de Donna Haraway, la muestra concibe el sueño animal como un acto de creación interior que trasciende el instinto y revela una forma de libertad mental.
Las obras reunidas construyen relatos oníricos donde los animales se presentan como sujetos de ficción y pensamiento. A través de metáforas visuales, cada pieza especula sobre mundos posibles, invitando al espectador a habitar una sensibilidad distinta, más abierta a lo no humano. El sueño se convierte así en un territorio compartido entre especies, un espacio simbólico que amplía los límites de la conciencia y la imaginación.
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