Medio Ambiente
2020: Feliz Año de la Abeja
Por
Redacción
Post #220

Comienza un año clave en el calendario social y ambiental: 2020 estará marcado por la lucha contra la emergencia climática y contra la pérdida de la biodiversidad, dos caras del mismo problema.

En este escenario, Ecologistas en Acción pone la mirada en la abeja: un insecto polinizador, pequeño y vulnerable, pero de vital importancia para el planeta y de cuyo trabajo cooperativo se puede aprender para ganar resiliencia y transformación social.

Como las abejas, las personas tenemos la necesidad de cooperar y tejer relaciones de apoyo mutuo, acciones necesarias contra el auge de discursos que apuestan por la discriminación y la exclusión. ‘Sin biodiversidad no hay vida’ es la campaña confederal de Ecologistas en Acción en este próximo año. 

“Perfecta desde la cintura, el abdomen rayado por barrotes oscuros, la cabecita siempre preocupada y las alas recién hechas de agua”. Así describió el poeta Pablo Neruda la belleza de las abejas. No fue el único. Otros, como Gloria Fuertes o Antonio Machado, mostraron en sus rimas el encanto que genera este insecto. Para desear un feliz 2020, Ecologistas en Acción elige a este artrópodo, no solo por su bonita estampa sino porque simboliza todo aquello que queremos para el año entrante, un año en que según el IPCC comienza la cuenta atrás para poder evitar que la temperatura global aumente por encima de 1,5º C y en el que finaliza la década que se marcó en el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica para detener la pérdida de biodiversidad.

La abeja es la vida. Como uno de los principales polinizadores, estos insectos son responsables de la reproducción de un gran número de plantas, muchas de ellas utilizadas en la agricultura, por lo que su desaparición puede suponer daños irremediables en los ecosistemas y un elevado coste para las personas. Es un ejemplo claro de la catástrofe que supone para los seres humanos la pérdida de biodiversidad: sin polinizadores, sin descomponedores de materia orgánica, sin depuradores del agua, sin depredadores que equilibren poblaciones animales, etc. los sistemas naturales dejan de funcionar y con ello muchos de los procesos que necesitamos para sobrevivir. Pero no solo eso, la pérdida de biodiversidad nos deja sin la mejor herramienta para la adaptación al cambio climático: el acervo genético en el que buscar respuestas exitosas ante las variaciones climáticas.

El Gobierno español, en línea con los objetivos de la Unión Europea, se comprometió en 2010 a detener la pérdida de la biodiversidad para 2020. Sin embargo, poco se ha hecho para corregir las causas de este fenómeno: pérdida de hábitats naturales, aumento de especies invasoras, sobreexplotación de recursos naturales, contaminación química, barreras físicas o prácticas e infraestructuras que matan individuos.

La abeja también es la resistencia a este modelo producción y consumo. Los pesticidas utilizados en la agricultura intensiva, la base sobre la que se asienta el modelo capitalista de producción y consumo, son una de las principales causas del declive de las abejas. Pero las abejas siguen buscando lugares en los que asentarse y seguir polinizando la vida. Son fundamentales en la renaturalización de ecosistemas. Por eso pocas especies representan tan bien la resistencia a este sistema económico. Si algo cabe destacar de 2019 han sido las masivas movilizaciones climáticas en todo el mundo, que se han hecho eco con mucha fuerza en el Estado español.

La abeja es, además, la cooperación. Un aspecto fundamental de la forma de vida de estos insectos es que son sociales, viven en comunidad, se comunican y defienden colectivamente, sin dejar a ningún miembro de la colmena atrás. En el momento actual solo cabe poner por encima de todo la cooperación para superar esta crisis ecológica, que también es social. Ambas crisis están interconectadas y hasta ahora las personas con menos recursos económicos, que son quienes menos responsabilidad tienen en esta crisis, han sido las más afectadas por la misma: bien en forma de inundaciones o sequías, de migración por causas ambientales, de expulsión de sus territorios, de paro, de desalojo de sus viviendas o de precarización de sus vidas.

No es la primera vez que las abejas son fuente de inspiración para colectivos sociales. En diciembre de 1992, en Chiapas, México, partiendo de una lucha por que las mujeres pudieran heredar tierras de cultivo, un grupo de personas indígenas de diferentes comunidades y creencias religiosas crearon Las Abejas, un movimiento social pacifista para la reivindicación y el respeto de los derechos indígenas, que tristemente fue noticia por el crimen de estado perpetrado contra 45 personas por parte del gobierno de México el 22 de diciembre de 1997

 

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