ARTE | PEDAGOGÍA I LAS COSAS QUE TE HACE PENSAR EL ARTE
CAPÍTULO III. ALLEGORIA DELLA PRIMAVERA
Por
Ceres Adriana García-Baquero Velasco
Post #4

CAPÍTULO III. LAS COSAS QUE TE HACE PENSAR EL ARTE.

ALLEGORIA DELLA PRIMAVERA

 

Cada 20 de marzo, en el hemisferio norte de este planeta llamado tierra, hace su entrada en escena la primavera, palabra que procede del latín 'prima-' para primer y '-vera' para verdor, primer verdor. Este año, la primavera ha llegado como esa suave brisa que la acompaña. Comienza el tiempo de cosecha, de renovación, de renacimiento, de vida nueva donde los días son más largos y el sol brilla más intenso. Aún faltarán seis meses y dos días para que este ‘primer verdor’ de comienzo en el hemisferio sur, con el equinoccio de primavera.

Una pintura clásica interrumpe mi pensamiento. Se impone la memoria visual que asoció la imagen al concepto. Se trata de aquella de Sandro Botticelli que, alrededor del 1481, hizo por encargo de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici, primo de Lorenzo el Magnífico, con motivo de su matrimonio con Semiramide Appiani, hija del propietario de las únicas minas de hierro que existían en la isla de Elba y que eran explotadas por los Médici.

Los naranjos del fondo de la escena representada en esta pintura que lleva por nombre 'Allegoria della Primavera', fueron colocados por Botticelli de modo absolutamente intencionado ya que erán el símbolo relacionado con la familia Médici. También el mirto que aparece a espaldas de Venus y los laureles son incluídos en esta interpretación del mito clásico como homenaje a Lorenzo di Pierfrancesco. Dos familias que quedarían unidas bajo el manto de un amor conveniente y que prometía beneficios e influencias.

Está claro que Botticelli, conocedor de los textos clásicos e inspirado por la obra de Ovidio, supo entrelazar mitos relacionados con el origen de la fiesta del 'Calendimaggio' en Florencia tan celebrada por los Médici. Una fiesta cristiana que nació de otra pagana, la celebración primaveral de la 'Floralia', licencias que se permite esta nueva concepción del mundo que llega con el humanismo y que se nutre de la cultura clásica a la que idealiza como camino hacia un mundo más civilizado, más avanzado.

En esta pintura al temple sobre tabla (de 314 cm x 203 cm), que se conserva en Florencia (Italia), en la 'Galería Uffizi', se representan diversas figuras mitológicas, todas relacionadas con el renacer de la cultura, del arte, del pensamiento humano, de las pasiones humanas. Un renacer que se sublima a través del arte producido en la Italia del siglo XV, con el movimiento conocido como 'Quattrocento' italiano.

 

El centro de la escena queda ocupado por una 'Venus humanitas' símbolo de la humanidad que se abandona a los disfrutes de la vida, aquella que celebra el fenómeno de la primavera. Una Venus coronada por un hijo cuyos ojos vendados nos hablan de ‘amor ciego’. Un 'Cupido' apuntando con flechas a 'Castitas' arropada por 'Pulchritude' y 'Voluptas'. Estas tres cárites conforman ese cuerpo unitario de las tres deidades, 'el encanto', 'la gracia' y 'la belleza' que nos recuerdan a 'les tres Gràcies', las tres Marías.

Pero de todos los personajes representados, 'Venus' es quien, con su tradicional saludo de bienvenida, nos invita a participar de esta fabulosa escena mitológica en un bosque florido, siendo el único personaje que nos mira fijamente. A su izquierda aparece 'Flora', próxima la ninfa 'Cloris', representación de su propia transmutación en la diosa de las flores, diosa de la primavera, que es posible gracias a 'Céfiro'. Y, siguiendo el relato de Ovidio, Cloris, a consecuencia del abrazo de un Céfiro enamorado y que la persigue sin descanso, 'expira rosas', prefigurándose de este modo poético, la explosión floral de los campos en primavera.

La escena se cierra en el extremo opuesto con Mercurio, un dios pensativo, que en actitud galante disipa las nubes para que estas no oscurezcan la escena, mientras es observado por Castitas, su enamorada y herida por las flechas de Cupido.

Para esta pintura, por su carácter enigmático, no han faltado interpretaciones. Deleita detenernos en ella y observar el pensamiento del artista que recurre a la mitología para retratar personajes de la sociedad florentina de entonces, de quienes le hicieron el encargo, transmutados en deidades del Olimpo y representados en escena, detalle que, sin duda, aporta teatralidad y contenido al retrato. Hay mensajes entre líneas y una visión del mundo representada, la del propio artista, compartida con su época, una concepción sobre el amor sagrado y el amor profano, la certeza de un renacer de la cultura, donde el arte comienza a ocupar un lugar destacado, donde el artista es ahora un ser tocado por las ninfas.

Las cosas que te hace sentir el arte.

 


Por Ceres Adriana García-Baquero Velasco.

Pedagoga, Lda. en Ciencias de la Educación; Graduada en Bellas Artes y Postgraduada en Historia del Arte. Experta en Gestión del Patrimonio y la cultura (Universidad de Sevilla).

Docente, artista visual redactora de contenidos en diversos medios de divulgación científica y cultural.


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Imagen de uso público de la pintura al temple sobre tabla, Allegoria della primavera (1481) de Sandro Botticelli, de la colección de la Galería Uffizi, en Florencia (Italia).

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