Hola, empezó el verano, aunque este año junio es como julio por el calor, en fin. Bueno, os deseo un buen verano, felices vacaciones, con este texto, El niño del maíz, que aparecerá en mi próximo libro Antes del porvenir, que editará la Diputación de Sevilla. Por cierto, la palabra verano aparece muchas veces en el mismo, por algo será. Abrazos.
Foto: Internet. Agroptima.
EL NIÑO DEL MAÍZ
El niño conoció los buenos tiempos del maíz en el pueblo. Pronto se abandonaría este esbelto cultivo de talle recio, de un verde luminoso y mazorcas doradas. Con los tallos nos hacían hermosos carros para jugar.
De muchacho, hacia el verano, ayudaba a su padre a desgranar las mazorcas en las eras, bajo un sombrajo -decíamos-, una especie de choza como la de los indios de las películas. Con una hoz íbamos desgranándolas a golpetazos certeros poniéndolas verticalmente sobre una piedra lisa.
Esta faena no le disgustaba. Era dura, pero tenía algo especial, de compartir una extraña mezcla de trabajo y juego. El tiempo, con una hoz aún más grande y certera, sacó de allí para siempre a aquel niño, el niño del maíz.