Nutrición
Gordofobia y otros estigmas del peso
Por
Griselda Herrero Martín
Post #27

La gordofobia es una creencia social que excluye, rechaza, discrimina incluso provoca miedo a tener un peso elevado. Volviendo al ejemplo anterior parece que sea el extremo opuesto (en muchos sentidos, y no sólo en el peso) al mal llamado cuerpo ideal (que no existe como tal). Es un sesgo automático e inconsciente y proviene en muchos casos de pensamientos como “falta de fuerza de voluntad” o “debilidad a las tentaciones” y de la normalización de ciertas conductas relacionadas con el estigma de la obesidad y con el ideal de belleza que nos han inculcado.

Este fenómeno rechaza a las personas que no cumplen con los cánones estéticos establecidos, distando muchos de ellos de ser saludables. Y no solo las rechaza, sino que las discrimina.

¿Cómo detectar la gordofobia? Cuando nos encontramos ante comportamientos como mirar con cierta pena o rechazo a personas con sobrepeso u obesidad, no aceptar tener o que otros tengan un cuerpo concreto y que ello determine nuestra vida, rechazar a alguien por su físico, pensar que alguien es menos feliz por tener exceso de peso, creer que estar delgado/a te “permite” comer peor o alimentos más calóricos, reírse del compañero con obesidad porque no pueda sentarse en una silla, rechazar a alguien en un proceso de selección por el aspecto físico, o culpabilizar a la persona con sobrepeso u obesidad por serlo, entre otros factores.

Las personas víctimas de este rechazo tienen una dificultad mucho más compleja que un simple problema de peso, de comer A o B, o de hacer o no ejercicio. Son tantos los factores que promueven el estigma social y el ideal de belleza, que fomentan la gordofobia y a su vez patrones de conducta que llevan a aumentar de peso (ambiente obesogénico), aunque parezca contradictorio, que no podemos abordar esta problemática de forma simplista y reduccionista. Porque, además, sufrir la gordofobia puede acarrear numerosos problemas emocionales, sociales y personales. Se ha convertido en una discriminación socialmente aceptada, lo cual dificulta aún más la identificación del problema. Pues, ¿a quién le parece extraño ver tiendas especializadas en “tallas grandes o especiales”, anuncios de puestos de trabajo donde se especifica un perfil físico concreto o publicidad de productos para perder peso rápido y tener una figura “perfecta”? Todo ello es discriminatorio y gordofóbico.

¿Por qué debemos luchar contra la gordofobia? Humillar, avergonzar, discriminar o ridiculizar a una parte de la población solo por su aspecto físico es una muestra de odio que puede dañar a la persona mucho más que la propia enfermedad. La ansiedad, la depresión o el miedo a salir y realizar una vida social y emocional saludable puede incrementarse debido a esta exclusión social. Porque las personas no se definen por su aspecto, ni en un sentido, ni en otro.

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