En frio invierno, el tiempo carece de valor y las horas son prisioneras en la quietud de un rezo o en la excelencia de un secreto, de una charla que confiere solo a quienes la profesan y a quién la escuchan. Cuando en el cielo se va conformando el preámbulo luminoso para mantenernos en vilo espíritu. El ansia al descubierto, con la necesidad de encontrarnos con el prodigio. Tiempo de reflexión interior que se presentará ante nosotros. Es un deambular por los senderos por los que transita la sorpresa, intentar alcanza, es el propósito principal, porque sabemos cuán huidiza es, seducirla y transformarla en inigualable, así es Sevilla. Somos capaces de traspasar la visión gloriosa para glorificar lo cotidiano, lo usual mostrarlo como extraordinario. Estimular al impulso ebrio de las sensaciones. Revolver hábito para decapar los primeros estratos y holgar de los pensamientos.
Como decía Eugenio Noel en su libro de Semana Santa en Sevilla, hay años que son especiales de luces y flores en las cofradías. Luz y flor que ensalza aniversarios en este año, como los del Señor del Gran Poder que marca la referencia de los grandes aniversarios que se celebrarán 2020. Con el cuarto centenario de la imagen que tallara Juan de Mesa, será el año también de dos imágenes del escultor: El Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes y el crucificado del Amor, ambos cumplen 400 años y sus hermandades han preparado para este aniversario multitud de actos. Donde fue enterrado Juan de Mesa, en la iglesia de San Martin, alzan su 400 aniversario fundacional la Lanzada. La Macarena celebrará el 425 aniversario fundacional con la dolorosa en besamanos extraordinario, pero sin la salida extraordinaria de la Virgen. Del mismo modo, conmemorará elcentenario de la muerte del torero Joselito El Gallo con un programa de primer nivel. La Trinidad celebrará el bicentenario de la Virgen de la Esperanza que tendrá como acto central un rosario de la aurora por las calles de su feligresía. Por su parte, hasta la Semana Santa de 2020,el Dulce Nombre continuará con la celebración de su centenario fundacional. El Señor del Soberano Poder en su Prendimiento de los Panaderos cumple 75 años, mientras que la hermandad del Cerro del Águila celebrará la misma efeméride con una salida extraordinaria en el mes de septiembre. Finalmente, el Carmen saldrá con su dolorosa bajo palio para celebrar sus bodas de plata fundacionales.
Luz y flor para dar colorido a este año con sus aniversarios y próxima Semana Santa donde debe estar muy presente la saeta. Algo olvidado en este siglo, perdiendo nuestra esencia. ¿Por qué Sevilla no tiene ningún concurso de saetas? Y si mil carteles para presentar. Mil pregones por exaltar y ninguna motivación por acunar nuestra daga, flecha, astil cante. En cual destaco la voz gitana de estos últimos años como Pedro el Granaino e Israel Fernandez dos grandes artistas que evocan susurros de otros tiempos.
https://www.youtube.com/watch?v=BvN6TQxs5IY
https://www.youtube.com/watch?v=hr0WqjKXgys
En las saetas, el pueblo Andaluz ha escrito el tratado más grande de su psicología. Las recita o canta diciendo una emoción que subyuga. Ya lo dijo Alejandro Sanz en su “cuando nadie me ve” A veces te miro y a veces te dejas/ Me prestas tus alas, revisas tus huellas / A veces por todo aunque nunca me falles / A veces soy tuyo y a veces de nadie / A veces te juro de veras que siento,
No darte la vida entera, darte solo esos momentos…
Sevilla siempre fue emoción, lejos las cofradías de hoy en día, de querer imprimírsela. No hay espontaneidad. Esa pureza se traza de forma cada vez más escueta y previsible. Sufrimiento y martirios que salían del dolor de lo impredecible. Hay todavía saeteros románticos de la improvisación, que inventan una letra como Manuel Barrera que rompe la estética en cualquier momento coronando la ocasión de única. Cada vez quedan menos en esta Sevilla de couche. Y no de touché.
Sevilla en invierno también es Luz y flor. Nunca deja de serlo.
Y como dice el emblema Macareno que aun pueden visitar en el círculo mercantil;
Ella es tabernáculo de Dios y puerta del cielo.
Por eso, amigos, os insto con este bando de la nostalgia a que saboreéis la intensidad de estas horas del tiempo de espera, que el camino de azahares es siempre mejor que la posada del cansancio del alma que tendremos el Viernes por la tarde, cuando el Cachorro camine otra vez sobre las aguas. Agotad el gozo invernal sabiendo que en 40 días todo acabara, que siempre será mejor que la fiesta. Porque no sé vosotros, pero yo, ungido en la nostalgia de toda una generación que vivió los sabores con fuerza del pasado siglo, comienzo a sentir una inmensa tristeza en cuantito que el domingo de ramos veo el primer nazareno y los años van pasando. Alegre tristeza de los días de la nostalgia...