Nutrición
Sentidos y apetito en la tercera edad
Por
Griselda Herrero Martín
Post #37

Las estadísticas nos informan del aumento en la esperanza de vida de la población, pero no nos ofrecen muchos datos sobre cómo es la calidad de los últimos 15 o 20 años de vida. Así, tener un estilo de vida saludable puede mejorar nuestra última etapa, pues no se trata de sumar años a la vida si nuestro cuerpo no puede con ello, sino de tener una mejor vida los años que nos queden. ¿Cómo podemos llevar un estilo de vida más saludable como el mejor plan de pensiones que podamos tener? Tres sencillos pasos: una alimentación saludable, la práctica de actividad física a diario y un estilo de vida que nos permita cultivar nuestras relaciones sociales, emocionales y culturales.

Recientemente se ha publicado el Libro Blanco de la Nutrición de las Personas Mayores en España, como el primer documento donde se detallan todos los aspectos relacionados con los hábitos y vida durante la tercera edad. Este manual nace de la colaboración de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y la Fundación Española de la Nutrición en el que han participado más de 130 autores.

Pero, ¿podemos mantener el llevar una alimentación saludable a lo largo del tiempo?

La pérdida de facultades con el paso de los años afecta a nuestros sentidos, y éstos pueden generar un menor interés por ciertos alimentos. La vista que tanto utilizamos cuando nos sentamos a la mesa es un gran aliado, pero se puede convertir en un enemigo si no tenemos una correcta visión. Junto a la vista, en la alimentación tiene gran importancia el sentido del olfato, que conjuntamente determinan el 80 % de la aceptación de un alimento. Oler cualquier plato puede multiplicar su apetencia, pero la merma de este sentido puede causar un cierto desinterés por la comida y un menor apetito. La pérdida de audición también puede provocar un menor interés por ciertos alimentos. El crujir de los alimentos es el responsable de que muchos de ellos se nos antojen o que consumamos una mayor cantidad.

A los profesionales de la nutrición nos gusta utilizar la palabra “reeducar” el paladar. El consumo habitual de productos con un alto porcentaje en azúcares, grasas de baja calidad o sal, puede causar la pérdida del paladar y, explicar, entre otros, porqué los alimentos “ya no saben cómo antes”. Un paladar educado en el consumo de productos no saludables durante la edad adulta difícilmente lo podremos educar en la 3ª edad con la consiguiente pérdida de apetito y de nutrientes.

¿Pueden unos hábitos saludables determinar nuestro destino?

 

Griselda Herrero Martín

Dietista-Nutricionista (Colegiada AND-00336)

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