Lees este título y te imaginas mil cosas… ¿algo relacionado con los pescadores?, ¿con Internet?, ¿un antiguo jugador de fútbol?, ¿aracnofobia? Yo y mis formas de iniciar estos artículos.

En esta ocasión he querido poner nombre a un fenómeno que seguro que todos los lectores identifican con facilidad, pero que no tiene un nombre “científico” para describirlo.

Podríamos decir que se trata de la actitud que toma una persona cuando sabe fehacientemente que tiene la espalda cubierta, cuando conoce muy bien que sus errores y/o pasividad serán compensados y resueltos por personas a su alrededor.

Con este síndrome se toman riesgos sin mirar qué hay debajo, sin valorar qué pasaría si el “trapecio” se descolgara o las manos se resbalaran. No, no es que no importe, es que estas personas saben que pase lo que pase su integridad está más que garantizada.

Lo peor no son los errores que puedan cometer, sino el poco o ningún aprendizaje que se produce, justamente por esa red permanente que saben o creen tienen a su disposición.

Quizás pienses… ¿hablamos de un niño o como mucho un adolescente? Pues no, me estoy refiriendo a personas incluso adultas, porque esto no distingue de edad, sino de personalidad.

Con esto parece que estoy afirmando que es algo inamovible, algo que sólo es así si la persona o personas que sostienen la red siguen comportándose de esa manera indefinidamente, transmitiendo la sensación de que la red no se desgasta nunca.

Contrariamente, esa red debería aportar calma y seguridad para esmerarnos en nuestros comportamientos, pero para estas personas no es así, porque no tienen empatía por las que están sosteniendo la red, dejándose los dedos y la espalda en soportar su caída, sin considerar su cansancio y sus límites.

LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Has tenido la sensación alguna vez de soportar esa red?

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Manuel Salgado Fernández

PSICÓLOGO CLÍNICO //  Col. AN-2.455