Pocos días antes de casarse, el prometido de Ludmila le confía que pertenece a la KGB y que debe marcharse a Argentina con una identidad falsa. Ella decide seguirle, pero para eso deberán pasar dos años separados, mientras que Ludmila es entrenada para cumplir su misión. Una vez en Buenos Aires, la pareja se encarga de identificar a los SS que han llegado a la región para refugiarse.