Podría decirse que la artista ha ido descubriendo los secretos de los paisajes a medida que ha procedido a traspasarlos a su pintura. El oficio vale entonces tanto como la sensibilidad, sobre todo si de lo que se trata es de reconvertir un espacio físico en un territorio imaginario, sin dejar por ello de responder a lo que se entiende por copia del natural. Los resultados son convincentes y sugestivos.