Pintura y escultura del Barroco sevillano.
El Centro de Investigación Diego Velázquez surge en 2007 con motivo de la adquisición del lienzo Santa Rufina de Velázquez y responde a la necesidad de contar con un lugar para investigar, divulgar y reflexionar en torno a los antecedentes y consecuentes de la obra del pintor sevillano. Las quince obras que componen su colección permanente permiten demostrar la revolución que supuso el artista en el devenir de la pintura sevillana. El objetivo que se pretende alcanzar pasa por recrear el universo histórico y artístico en el que se movió Diego Velázquez (1599-1660) desde sus primeros años hasta el traslado a la corte en 1624, demostrando así la revolución que supuso el artista en el devenir de la historia de la pintura sevillana. Con ello se contribuye a inculcar los valores patrimoniales de uno de los períodos de mayor efervescencia artística de Sevilla, una época en la que Andalucía fue referente para toda Europa. La ciudad en esos momentos se había convertido en la puerta al Nuevo Mundo y en un centro neurálgico para la actividad empresarial y comercial de Europa. La capital hispalense atraía a comerciantes, aventureros y gentes en busca de fortuna, por lo que banqueros y mercaderes fijaron sus miras en Sevilla. El río Guadalquivir se convirtió en protagonista de sus sueños, y sus aguas, el camino por el que discurrían las mercaderías; una intensa actividad que en el primer tercio del siglo XVII, hizo que Sevilla viviera un gran trasiego de artículos culturales y obras de arte. Algunas de esas pinturas recalaron en la ciudad, y sirvieron de motor y referente para muchos artistas que veían en ellas el espejo y la transmisión de los avances artísticos conseguidos en otras ciudades europeas de gran pujanza como Amberes y Roma.