La muestra reúne 142 obras de Edward Quinn expuestas por primera vez en España
La sección principal está centrada exclusivamente en Picasso, mientras que las tres secciones adicionales documentan el cine, el arte y la jet-set de los años dorados de la riviera francesa.
El recorrido narrativo de la muestra lo integran cuatro secciones con fotografías originales de la época. La sección principal está centrada exclusivamente en Picasso con el título ‘En público y en privado: la alegría de vivir’. Las tres secciones temáticas complementarias, cine, arte y jet-set, sirven de contexto para retratar el momento en el que Picasso vivió en la Costa Azul, cuando se convirtió en el refugio de artistas, escritores, aristócratas y millonarios tras la Segunda Guerra Mundial.
La sección principal está centrada exclusivamente en Picasso, mientras que las tres secciones adicionales documentan el cine, el arte y la jet-set de los ‘Golden fifties’ de la riviera francesa, con instantáneas de Sofia Loren, Grace Kelly, Liz Taylor, Colette, Audrey Hepburn, Brigitte Bardot, Ingrid Bergman, Jean Cocteau, Alberto Giacometti, Le Corbusier, Marlon Brando, Alfred Joseph Hitchcock, Orson Welles o Winston Churchill, entre otros.
Salado ha señalado que los retratos que pueden verse fueron espontáneos e improvisados, sin apenas preparativos técnicos, algo que le agradaba al pintor. Quinn nunca empleó el trípode y se negó a iluminar artificialmente las habitaciones o a obligar a Picasso a posar, lo que aporta un contenido documental poco convencional.
Picasso trabajando en su estudio, en sus casas, con sus mujeres, entre sus hijos, pero también Picasso con sus amigos y conocidos en los toros, en las mesas de chiringuitos o en el Festival de Cannes son algunas de las instantáneas que capturó Quinn durante los 20 años que acompañó al artista malagueño.
Edward Quinn, o ‘Ted’ como lo llamaba su familia, nació en 1920 en Irlanda. A partir de la década de 1950, vivió y trabajó como fotógrafo en la Costa Azul, que fue un patio de recreo para celebridades del mundo del espectáculo, el arte y los negocios durante los ‘Golden Fifties’. Los ricos y famosos llegaron a la riviera francesa para relajarse, y Quinn estaba en el lugar correcto en el momento adecuado, logrando capturar imágenes espontáneas que documentan el encanto, la sofisticación y la elegancia de una época legendaria.
En 1951, Edward Quinn conoció y fotografió a Pablo Picasso por primera vez. Su amistad duró hasta la muerte de Picasso en 1973. Este encuentro con Picasso tuvo una gran influencia en Quinn, tanto personalmente como en lo que respecta a su trabajo posterior. Quinn es autor de varios libros y películas sobre el pintor.
A partir de la década de 1960, Quinn concentró sus actividades profesionales en artistas, fotografiando figuras como Max Ernst, Alexander Calder, Francis Bacon, Salvador Dalí, Graham Sutherland y David Hockney. A finales de la década de 1980, entabló una estrecha relación, similar a su amistad con Picasso, con Georg Baselitz. Desde 1992 hasta su muerte en 1997, Edward Quinn vivió en Altendorf, cerca de Zurich, con su esposa suiza Gret, que falleció en 2011.