Autor: ARMANDO RABADÁN

He aquí un relato sufí. “Un perro se extravió en un palacio. El techo y las paredes de este palacio estaban cubiertos de espejos, de modo que el perro se encontró con un gran problema. Hacia donde mirase, había perros, perros, y más perros. Se quedó muy confundido: ¡tantos perros por todas partes! Estaba solo y, sin embargo, rodeado por tantos perros. No había manera de encontrar la salida porque las puertas eran también de espejo, de modo que en ellas también había perros. Entonces comenzó a ladrar, pero todos los perros en los espejos comenzaron a ladrar junto con él. Y cuando su ladrido llenó la sala, estuvo seguro de que sus temores no eran infundados, y que su vida se hallaba en peligro. Continuó ladrando, y todos los perros ladraban aún más fuerte. Corría de aquí para allá, para luchar con ellos, los perros en los espejos hacían lo mismo. Toda la noche se la pasó ladrando y luchando con los perros en los espejos, ¡aunque estaba solo! A la mañana siguiente los guardianes del palacio lo encontraron muerto. El perro murió corriendo, ladrando, y luchando con las imágenes, aunque estaba solo. Cuando murió, cesó todo el ruido; los espejos se quedaron en silencio.”

Micro-Cromos es una serie pictórica que surge en 2010, cuando el joven pintor sevillano Armando Rabadán se traslada a la prestigiosa Facultad de Bellas Artes de Estambul con una beca de estudios.

Para Rabadán estas pinturas surgen de la misma manera que ocurren las cosas importantes; por un aparente error. Tras terminar la carrera, regresa a Estambul y se instala en el cosmopolita barrio de Beyoğlu, donde comienza a trabajar diversas técnicas y estilos pictóricos buscando su propio lenguaje personal. Siete años después el desarrollo de este trabajo ha sido expuesto en Ferias de Arte Contemporáneo Internaciones, sus obras han sido adquiridas por las mejores casas de Subastas en Estambul y  ha realizado numerosas exposiciones colectivas e individuales, en Estambul, Hong Kong y ahora por primera vez en Sevilla.

Rabadán pone ante la vista una cuadrícula geométrica donde cada celda es lo más parecido a una unidad mínima de información. A su vez todas ellas forman parte un ritmo compositivo global, lo que proporciona al espectador la posibilidad de observar la obra desde dos puntos de vista; desde cerca al detalle, o a cierta distancia, observando los ritmos que generan la composición mediante el color. Conceptualmente, el principal interés de Rabadán es explorar las posibilidades del color, la geometría y el proceso creativo. Cree que un pintor debe ser fiel a las ideas que perseveran en su mente a lo largo del tiempo, ya que son la base sobre la que se produce la motivación necesaria para comenzar una obra.

“A veces pasas días en el estudio y lo único que se te viene a la cabeza es pintar una ventana, luego necesitas que el mismo proceso sea en parte mecánico, para que la obra pase por encima del concepto con el que fue iniciada, para convertirse en otra cosa que yo mismo desconozco. Yo lo llamo ahora el lenguaje del centro”