XXXV OCTUBRE PICASSIANO
Bernardi Roig (Palma, 1965) presenta El último rostro y la afonía del Minotauro. Tres exposiciones simultáneas en el Museo Casa Natal Picasso, Centre Pompidou Málaga y Colección Museo Ruso.
La nueva exposición temporal Bernardí Roig. El último rostro y la afonía del Minotauro se puede visitar hasta el 28 de mayo de 2023 en la Sala de Exposiciones Temporales de la Plaza de la Merced. Esta muestra se incluye tanto en el XXXV Octubre Picassiano como en el programa internacional de actos para la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso (1973-2023).
Este proyecto se articula a partir de una interpretación del considerado último autorretrato de Picasso: Autorretrato, 30 Junio 1972, una obra realizada con lápiz y ceras de colores sobre papel de 65,7 x 50,5 cm.
La imagen frontal de una cabeza que abarca la totalidad de la superficie del papel y cuya mirada es tan intensa que los ojos ya no le caben en el semblante.
Hizo otro muy similar solo dos días después, aproximadamente del mismo formato, en este caso en blanco y negro. En los dos días que distancian los dibujos, Picasso se ha arrancado un pedazo de cráneo, se ha vaciado la mirada, dejando las cuencas oculares a la intemperie, se ha quedado sin labios y muestra una dentadura descarnada. Es una imagen que encapsula el tiempo detenido y corresponde a una naturaleza muerta, no a un rostro. En esas facciones no se puede depositar una identidad.
Obsesionado por esos dos dibujos el artista realiza, en 2017, la serie P.R.P. (The last portrait), embrión de todo este proyecto. Cinco dibujos sobre papel de 70 x 50 cm. Son el trayecto de una imagen –el último autorretrato de Picasso– que se deshumaniza en una metamorfosis, donde cada dibujo de la serie pierde los últimos restos de humanidad del dibujo anterior hasta que, en el último, desaparecen por completo y solo queda la dureza visual de un cráneo completamente despojado de carnalidad.
A partir de esa serie, y a través de distintos soportes y formatos, se articulará el proyecto El último rostro y la afonía del Minotauro. Dibujos, esculturas, instalaciones lumínicas, grandes bloques de luz coagulada, texto, fotografía y video proponen un itinerario con la intención de abordar la imposibilidad de acceder a un rostro y su mirada, su representación y la mascara y el espejo que lo camuflan.
En la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Casa Natal Picasso, una sucesión de imágenes se torsionan en un monólogo con el propósito de atrapar los restos de frontalidad de una cara y sus huecos, y cuya identidad se da a la fuga por alguno de sus orificios.
El Cubo del Centre Pompidou Málaga, por su parte, alberga El laberinto de luz y la cabeza del Minotauro, una reproducción exacta del Bou de Costitx, exponente fundamental de la cultura Talayótica balear y datada entre los siglos V y III a.C. La conversación infinita con el hueco del lugar y su amnesia, en el interior de ese útero de luz que es el Cubo, crea el laberinto donde quedará encerrado el Minotauro, fruto de la pasión incontrolada de Pasífae, condenada a desear sin tregua al hermoso toro blanco hasta ser fecundada por él.
Picasso permanecerá ocultado, media vida creativa, por la máscara del Minotauro para camuflar su dualidad. Un ciclo de vida, violencia, muerte y resurrección que se renueva con la tensión de cada trazo sobre un trozo de papel y conjura nuestro destino trágico.
En la Colección del Museo Ruso se puede contemplar Shadow dancers, una instalación compuesta por cuatro pequeñas bailarinas de bronce cromado suspendidas del techo, que ocupará una de las salas de la exposición actual Incesante Picasso. Obra y vida.
Esta instalación, insertada en el corazón de dicha muestra, explora la gran influencia de Degas en la obra de Picasso, y muy especialmente el tema de la bailarina. Estas pequeñas figuras con algunas de sus piernas inacabadas están sostenidas, en rotación permanente, en el vacío y proyectan sombras superpuestas de su propia lentitud sin música.
Frente a esa danza silenciosa, un gran dibujo, Cap Negre, 2021, un intento de introducir el tiempo en la imagen sin que la imagen se mueva. El gran marco de tela de este dibujo camufla un dispositivo de audio con la grabación del sonido de un reloj de pared. Insistente, preciso y garante de nuestro final.
Esta muestra se incluye dentro del programa internacional de actos para la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso (1973-2023).