De Irene Cuadrado
Para esta artista, la pintura es más bien un equilibrio entre dos aspectos: formal (cómo se cuenta) y narrativo (qué se cuenta), por tanto es espacio de investigación, lugar donde ensanchar la experiencia vital a través del pensamiento, la ejecución y como resultado: la creación, es decir, una tautología gozosa que le retrotrae insistentemente a si primer contacto con la pintura, como lugar desde el que reflejar los miedos, anhelos o deseos del tiempo que vivimos y a la vez una invitación a la reflexión del espectador donde habitar indistintamente entre la comedia o la tragedia.