NICO MUNUERA
Esta nueva exposición de Nico Munuera (Lorca, Murcia, 1974) en la Galería Rafael Ortiz, la cuarta individual en nuestro espacio de Sevilla, toma su título, Essentia Formalis / espumas, rocas y tinta, de una de las piezas centrales que se puede ver en la sala.
Se trata de una obra aparentemente alejada del formato tradicional de la pintura instalada en pared, y que presenta en su superficie de disposición horizontal, un encuentro con los procesos y las relaciones intuitivas que suceden de manera natural en el estudio. Modos de relacionar situaciones formales y temporales, que determinan la construcción del pensamiento en su devenir racional e intuitivo, que conforman la pintura.
Tiempo de acción, tiempo de observación y tiempo profundamente vivido, que impregna de emoción y conceptos lo que vemos. Un proceso de configuración y movimiento interior, que determina constantemente su aspecto exterior.
Pintura que, en su naturaleza básica, agua y pigmento, se comporta sobre el lienzo como el movimiento imperceptible y sólido que determina la formación de una roca en su tiempo lentamente infinito. La espuma frágil, blanca y fugaz que se golpea a sí misma incesantemente. La tinta, etérea, casi a punto de desaparecer, pero que define firmemente para siempre los límites en un papel. Pintura, que al igual que la vivencia y conexión con la naturaleza, nos sigue emocionando profundamente. Pintura que grita en susurro. Un lenguaje perfectamente entendible y certero para cada uno de nosotros, pero absolutamente intraducible.
Creo firmemente que, en arte, cuando lo que se hace nace de dentro del individuo sin saber por qué, es de una bondad axiomática muy distinta a lo que requiere explicaciones para ser creído; y entonces su dirección, su sentido, será equivalente a lo tenido por mejor en cualquier tiempo. En suma: considero que vale más lo sencillamente creído que lo razonablemente entendido. Se va a la experiencia por la mera satisfacción de ver confirmado lo que se cree, con lo que se pisa el último peldaño de lo intangible. Y así es como me vine entendiendo sin pizca de afán por convencer a nadie.
Ángel Ferrán