PEDRO G. ROMERO
Pedro G. Romero reflexiona sobre su relación con el flamenco, destacando cómo este ha sido un elemento clave en su trabajo desde los años 80. En sus primeras exposiciones, como El almacén de las ideas, ya abordaba temas que Enrique Morente convertiría en emblemas, fusionando tradición y modernidad. Romero subraya que siempre ha visto el flamenco no solo como un comentario sobre identidad o una nostalgia cultural, sino como una forma de vida, una manera de hacer.
A lo largo de su carrera, el flamenco ha influido en su obra de manera profunda, como lo demuestra una crítica de su exposición La ciudad vacía, donde el flamenco fue identificado en cada movimiento y gesto, lo que él interpretó como un reconocimiento positivo de su influencia.
En su exposición Lo que el flamenco nos enseña en la Galería Alarcón Criado, Romero explora los múltiples significados de la palabra "flamenco" en una serie de trabajos, como Flamenca y Banderizas, que retratan a tres mujeres flamencas. El traslado de esta galería a Triana, un barrio mítico con una rica historia flamenca, tuvo un impacto crucial en su obra reciente, permitiéndole reconectar con figuras y tradiciones como la Soleá, las santas Justa y Rufina, y el escultor Torrigiano.
Romero también señala la paradoja del flamenco y cómo, a lo largo de la historia, figuras marginadas por la sociedad encontraron en esta expresión artística una forma de resistencia y celebración.