Rubén Fernández Castón que nos invita a reflexionar sobre la memoria, el viaje y cómo representamos nuestras experiencias. La muestra se inspira en el Grand Tour, una tradición europea que, durante los siglos XVII y XVIII, marcaba el paso hacia la adultez de los jóvenes aristócratas. Las pequeñas esculturas geométricas que encontramos aquí recuerdan a las miniaturas que aquellos viajeros compraban para rememorar sus aventuras. Pero en este caso, las piezas no reproducen monumentos conocidos; son formas abstractas que nos hablan de trayectos y conexiones, de un viaje más emocional y personal.