Pinturas de María Escalona
La pintura de María Escalona juega a las distancias. La primera de ellas es la que va desde nuestra nariz a la superficie de sus cuadros. Observamos edificaciones sin vallas, paisajes que no pertenecen a nadie, construidos por la materia vibrante de la que están hechos los cielos y los solares, los árboles y la tierra negra, el horizonte y las nuevas paredes probablemente abandonadas. Juega la pintora con nosotros, nos hace converger la mirada también enmarcando en círculos las imágenes, como si tuviéramos prismáticos o como si mirásemos escondidos; quizás desde el agujero de otro muro en ruinas.