Del artista malagueño Cristóbal Ortega.
Comisariada por Juan Manuel Bonet, la muestra reúne una veintena de obras divididas en dos series tituladas ‘China’ y ‘Miami’.
El pintor Cristóbal Ortega (Alhaurín de la Torre, 1970) se formó como arquitecto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla. Tras un tiempo practicando la arquitectura, tomó la decisión de centrarse en la pintura, arte que concibe en clave no demasiado distinta a como concebía el arte de construir ya que, para él, hay una gran similitud entre concebir un edificio y construir un cuadro.
En sus inicios privilegiaba el papel y la acuarela, y ocasionalmente también recurrió a soportes de plexiglás. En la actualizad se centra en la técnica de la sudoración, inventada por él y que consiste en pintar desde el dorso del lienzo, del que luego emerge la imagen en la cara visible.
Creador nómada, Ortega ha trabajado en Alhaurín de la Torre, donde tiene un estudio; en la localidad marroquí de Rio Martil, próxima a Tetuán, en Pekín y en Miami.
Especialmente importante ha sido su diálogo con la cultura china. Interesado, como tantos otros de sus predecesores, por la caligrafía, China forma parte de su universo desde el año 2009, cuando celebró una exposición individual, titulada ‘Caoshu’, en el Instituto Cervantes de Pekín. Quedó atrapado por el país, donde tiene su segundo estudio y donde ha realizado colaboraciones artísticas con dos pintores locales, Lin Mo y Li Yongmin (Dabao), y con otro visitante, el islandés Nicolai Draconians. En 2013 participaron en la muestra colectiva ‘Gold’ en la galería Elion de Pekín, y mostraron luego sus obras en la Galerie Loft de París.
En 2017 expuso algunas de sus sudoraciones en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales de La Habana. Ortega ha viajado mucho a la isla y a esa segunda Cuba que es Miami, donde tiene ahora su tercer estudio.
El título de la presente exposición, ‘Pintura en danza’, nace de una reflexión sobre el dripping, inventado por Jackson Pollock, para quien la pintura tenía mucho de ballet. Del mismo modo, Cristóbal Ortega siempre ha mostrado su voluntad de practicar el diálogo entre las artes. Para él, la pintura es un baile cromático, y sus obras a menudo se han inspirado en motivos musicales.