Exposición de Paco Cuadrado.

Será gratificante para quienes gustan conocer la historia sevillana de la pintura en los últimos sesenta años, acercarse a la exposición con que Birimbao cierra esta temporada 2017 – 2018. En ella se encontrarán con la más reciente línea de trabajo de Paco Cuadrado que, en la búsqueda de la “perfectibilidad” de su experiencia como artista, quiso profundizar en su última etapa con los valores expresivos de la acuarela y su difícil juego de agua y color. Es un trabajo interesante, bello, que pone de relieve la sinceridad, naturalidad y total conocimiento con que el autor maneja el dibujo y la composición.

No hay que olvidar lo mucho que este artista contribuyó, desde finales de los años cincuenta del siglo pasado, a conformar los profundos cambios que en nuestra ciudad posibilitaron una manera nueva de expresar la realidad artística sentida. Este condicionante histórico del nuevo arte sevillano está muy presente, entre afirmaciones siempre, también a veces dudas, a lo largo de toda la vida y la obra de Cuadrado. Por eso es tan particularmente interesante enfrentarse a sus últimas creaciones desde la serenidad y el sosiego que transmiten.

La labor de un pintor es pintar, dicen que repetía con frecuencia Pérez Aguilera. Un sonsonete que naturalmente perseguía a Cuadrado y a toda su generación, obligándoles a concretar experiencias. Así, en estos últimos trabajos, el artista disfruta manejando con soltura formas y contornos. Ofreciéndonos una y otra vez líneas que se insinúan construyendo lo esencial de las imágenes. Pinceladas arrastrando colores casi sugeridos. Verdes, azules, en ocasiones rojos, también otros, buscando velar los continentes: Vasos, jarras, jarrones: Agua.

El título ¿Por qué el agua? un homenaje entrañable a su historia de pintor desde el lavadero de la avenida Miraflores hasta el agua reencontrada en el descubrimiento feliz de su madurez: Fuenteheridos y la Fuente de los doce caños. Flujo de vida, tierra, vegetación, color y fuerza.

Agua también como carencia, en esos girasoles secos que pintó para su anterior exposición y que contribuyeron a reafirmar sus valores más vitales en contraposición, quizá, con la interpretación que pudo hacer algo más tarde de esos otros girasoles que el Guggenheim - Bilbao mostraba de Anselm Kiefer, dentro de la exposición de 2007 que Paco visitó y disfrutó.

Al igual que los paisajistas ingleses del siglo XVIII encontraron en la acuarela una técnica para transmitir luminosidad, movimiento, transparencia, Cuadrado la usa resaltando esas características y actualizándola en esta ocasión para servirse de ella en su deseo de compartir con el espectador la más querida intimidad.

Las obras exhibidas corresponden a acuarelas de pequeño formato y manifiestan, en su aparente sencillez, la extraordinaria sensibilidad y riqueza imaginativa del realizador. Cada cuadro nos habla de esa persona idealista que fue: Cercana, solidaria, amiga de todos y seriamente estudiosa y conocedora del mundo del arte. Un maestro que enseñó hasta el final a muchos sevillanos sus saberes y decires, no sólo en la pintura, sino en el arte en su totalidad. Una forma de reivindicar y subrayar lo cotidiano que se agradece artística y emocionalmente.