Lo que atrae de un creador es su personal manera de acercar retazos de la vida. Interesa, sobre todo, la manera en que lo hace. Contar historias, reunir impresiones, presentar visiones del caminar diario, del hogar familiar, del centro de trabajo, de las amistades cercanas. Todos los fenómenos que capta la vista pueden plasmarse en un juego ilimitado de ilusiones. Manejar la luz, el color, el volumen. Crear. Compartir experiencias. Elegir entre la realidad concreta con sus leyes o lo más íntimo con sus exigencias. Una lucha que desgarra al artista y que plasma en cada obra creada. Un juego de líneas, forma y luz. Todo lo que recibe luz amplifica su existencia, todo lo que se ve privado de ella parece empujado a la nada. A veces el artista lo relega a la sombra simplemente para comprobar su fuerza, su capacidad de envite.
La exposición la titula Garcés “Praia das Baleias”. Hay una relación íntima y personal con Brasil que le inclina a marcar vivencias y sentimientos con rasgos del país lejano. Incluso zonas de luz llegaron desde las proximidades de São Paulo y sus playas para quedarse en varios de los quince cuadros que componen el trabajo. Unos están realizados con técnica mixta sobre tela, otros corresponden a acrílico sobre papel.
Con técnica mixta están realizados los dos cuadros de mayor tamaño (195 x 150 cm – 150 x 150 cm). Son extraordinarios de composición y color. Acertar con gradientes de azul, diferentes verdes, ocres y amarillos, haciéndolo fácil y atractivo, requiere mucho conocimiento, mucho saber, mucho dominio de la técnica. La maravilla de elementos colocados sobre mesas, suelos, estanterías, se abre a la infancia y a esos antiguos bombos de jabones y lavadoras infantiles. Piezas de arquitectura. Fantasía de coches y castillos. Cualquier día de Reyes. En estos y en cualquiera de los cuadros de la exposición, una brillante luminosidad.
En el resto de obras pueden encontrarse elementos de todo tipo. Hay playas, hay palmeras, deportistas, juguetes, más juguetes, elementos de dibujo, coches, flora y fauna, hombres y mujeres. Todo para mirar. Todo para ver pausadamente. Todo para sentir el deseo de tenerlo en casa. Todo resultado de la necesidad de vivir la pintura como elemento de comunicación y ser capaz de manifestarlo.