De Valle Rivilla.
En la exposición “Qué fantástica, fantástica esta fiesta” se pretende mostrar un mundo amable y despreocupado, lleno de colores, de sonrisas y de música. Para mirar estos cuadros, se ha de pasear la vista por los “muñecos” sin teoría ni plan. Entonces, será fácil reconocerse en cualquiera de los invitados de la boda a altas horas de la madrugada, en quien disfruta tocando un instrumento, o en el que felizmente da los días al mundo entero desde su ventana. O quizás podrá evocar la ilusión de la última vez que recibió la carta un amigo.