La muestra está compuesta por cerca de 90 piezas. Un gran número de ellas ubicadas en vitrinas (pendones, medallas, joyas, fotografías, documentación histórica, estampa, entre otras); 16 obras de arte mostradas sobre peanas exentas (réplicas de la Virgen de la Victoria, atributos, Santos Patronos, entre otros) y en las paredes, 31 piezas entre cuadros, carteles y reproducciones fotográficas, junto a los paneles explicativos de las 7 secciones (‘Eikon/Imago’, ‘Victoria’, ‘Regina’, ‘Patrona’, ‘Devotio’, ‘Sodalitas’ y ‘Solium’) que vertebran el proyecto museográfico diseñado para una comprensión interactiva del discurso expositivo.
La exposición está dividida en dos bloques que se corresponden con cada una de las dos salas. El primero permite hacer un recorrido histórico, iconográfico y patrimonial centrado en la propia imagen de la Patrona de la ciudad. En este bloque destaca la proyección externa que la Orden de los Mínimos da a Santa María de la Victoria al multiplicar su imagen por los conventos de toda España, en paralelo a la difusión devocional promovida por los propios fieles.
También se detiene en las diferentes fases que fueron modificando su aspecto primitivo hasta degradarlo sobremanera al revestirla con ropajes postizos; hasta que, en 1943 y con motivo de la Coronación Canónica, se tomó la acertada decisión de devolverle su identidad original con la incorporación de distintos atributos expresamente diseñados para realzar y poner en valor la extraordinaria belleza gótica de la escultura. Con ello, se configuraba definitivamente la imagen icónica de la Patrona de Málaga.
El segundo bloque se centra en la vinculación histórica de Santa María de la Victoria con el Ayuntamiento de Málaga, su presencia en los distintivos oficiales, su vinculación con las instituciones religiosas de la Diócesis representada por los obispos y el Cabildo Catedral, así como en la propagación popular de su imagen mediante un versátil elenco de testimonios devocionales. La exposición se acerca asimismo al bagaje patrimonial que, durante generaciones, ha venido transmitiendo la impronta de la Patrona gracias, entre otros factores, al papel de la Real Hermandad que impulsa su culto y devoción desde 1875 hasta la actualidad.