La muestra incluye diez retratos realizados por el pintor malagueño entre los años 1978 y 1997 procedentes de las galerías institucionales del Congreso de los Diputados, Senado de España, Ministerio del Interior, Ministerio de Defensa, Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y del Ministerio de Trabajo y Economía Social.
La pinacoteca con motivo de su décimo aniversario (se inauguró el 27 de noviembre de 2010), ha organizado, pese a las limitaciones y dificultades derivadas de la actual situación sanitaria, esta muestra excepcional por su contenido y significado. Los retratos expuestos, de difícil acceso para el gran púbico, dan buena muestra que el pintor malagueño se convirtió en cronista pictórico de aquella etapa trascendental de nuestro pasado reciente.
Revello de Toro pintó la Transición a través de sus personajes más destacados. Junto a sus numerosos retratos de los anteriores monarcas, sus pinceles dejaron para la posteridad, los rostros y la fisionomía de algunos de los políticos protagonistas de la democracia en España.
Destaca el retrato de Torcuato Fernández-Miranda (1978), auténtico ideólogo y diseñador del desmontaje del Franquismo (“de la ley a la ley a través de la ley”) donde el pintor lo inmortaliza sentado, ataviado con chaqué, luciendo el Toisón de Oro y con su inconfundible semblante enigmático de político hábil y sutil. También el del general Manuel Gutiérrez Mellado (1982) cuyo rostro revela un excepcional rigor y firmeza de carácter. Así como el de Leopoldo Calvo-Sotelo (1983) que refleja serenidad y una personalidad inextricable. Todos ellos desempeñaron papeles de primer orden en nuestra reciente historia.
En la exposición se incluye una selección de retratos que figuran en altos organismos del Estado, junto a los anteriormente citados, el de Jaime Lamo de Espinosa (1982), ejemplo de distinción y elegancia; el de Rodolfo Martín Villa (1979) que quiere transmitir la frialdad serena de quien tuvo que afrontar situaciones límite; el de Manuel Jiménez de Parga (1978) donde se trasluce el jurista riguroso; el de Alberto Oliart (1984), donde el pintor destaca la vivacidad e intensidad de la mirada del protagonista; el de José Luis Álvarez (1984) que transmite cercanía y empatía; y el de Jesús Sancho Rof (1985), sedente, en el cual el personaje muestra una seriedad sincera consecuencia de las responsabilidades asumidas. Finalmente, procedente del Senado, el retrato de José Federico de Carvajal (1997), primer presidente socialista del mismo.