De GISELA LOEWE

Tres ciclos fotográficos de Gisela Loewe exploran de forma contrapuntística de qué manera puede nacer, a partir de un orden del espacio formal y una profundidad del espacio perspectivo, una comprensión y una vivencia “profunda” del mismo lugar fotografiado, y aún más, qué experiencias humanas básicas –la metafísica vivible– pueden liberar de forma genuina los elementos arquitectónicos. En los trabajos titulados Reflejos, a través de la “calibración” de los diferentes estratos del espacio: espacio interior, observador de los planos intermedios, espacio exterior, Loewe crea una imagen integral, “profunda” del lugar y de su espíritu. Las obras tituladas Arquitecturas se desarrollan en un lenguaje tajante, reducido, casi modelado, en gris. A través de estructuras de espacios basales, de profundidades, de amplitudes, de esquinas y miradores de luz se identifican las experiencias humanas básicas como la esperanza y la amplitud, la protección o el confinamiento y el agobio. En la ordenación visual de las formas básicas y de la profundidad del espacio se hace palpable una especie de “orden superior” y el camino hacia él. Los trabajos de Interior-exterior se sitúan de alguna manera en un espacio intermedio entre los de arquitectura y los reflejos. Por un lado establecen una relación con los de arquitectura desde una visión interior y en otros casos actúan como una lente interpuesta para cuestionar la percepción del observador.