Una de las pocas verdades que existen en este mundo tan caótico en el que vivimos es que la narración en imágenes es ambigua. Los productos visuales ofrecen infinitas posibilidades de interpretación gracias al gran número de recursos narrativos que contienen e incluso permiten que la gente se atreva a predecir el futuro a través de una selección de ilustraciones dispuestas de manera aleatoria. Asimismo, el Tarot es básicamente una sucesión de imágenes aleatorias sujetas a interpretación. Esta exposición se convierte en una apropiación personal de la simbología del Tarot, pero con un giro hacia un ejercicio no espiritual donde cobra más importancia el misticismo visual. En palabras del propio artista: “El Tarot dibujado por un tipo que cree que “echar las cartas” requiere un buzón.”