Durante una breve estancia en un sanatorio, en 1899, Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901) realiza treinta y nueve dibujos sobre el circo, tema de algunas de sus mejores pinturas en los años anteriores y que entonces rememora, componiendo una serie de imágenes en las que acróbatas, payasos y domadores ensayan y ejecutan sus números ante un espectador que se convierte en asistente privilegiado a la función circense. Realizados originalmente con lápices de colores, estos dibujos, conservados tras la muerte de Lautrec por su amigo Maurice Joyant, fueron editados, a instancias de éste en 1905 (por Adolphe Goupil) y 1931 (por la Librairie de France), en dos carpetas con el título Au cirque [En el circo] para las que, mediante un procedimiento fotomecánico (goma bicromatada o fotoaguatinta), se reprodujeron todas las obras.