David López Panea expone su última serie de paisajes. Se trata de un conjunto concebido en un paraje cercano, fruto de sus andaduras por una finca ubicada entre el Viso del Alcor y Carmona.
17 obras en lienzo en las que se repiten una serie de hitos u horizontes a los que se ha ido enfrentando el artista: las ruinas de Santa Marina, la Vega, una roca desgajada de los alcores junto a la que se acopla una higuera y un imponente y versátil pino.
Panea recorre los lugares, comulga con ellos, y eso se trasluce en su pintura: sus imágenes reflejan lo inmanente y lo trascendente de los sitios que representa.
En esta serie hay una gran influencia de una tradición ibérica estrechamente ligada a la tierra. Podemos rastrear en ella las referencias al surrealismo telúrico de Benjamín Palencia, al paisaje sintético de Godofredo Ortega Muñoz y a la viveza colorista de los cuadros de Zabaleta. Todo ello pasado por el tamiz del fin del siglo XX: las huellas de artistas como Per Kirkeby, Lüpertz, Dokoupil, Albert Oehlen o Kippenberger se dejan entrever en la forma de hacer de David López Panea, así como la de autores españoles como Lacomba o Luis Claramunt.