La exposición semipermanente del Centre Pompidou Málaga está dedicada al arte español. Este panorama de un siglo de creación española se pone en perspectiva en relación con Francia. Comienza en 1920 cuando Joan Miró llega a París y se encuentra con Pablo Picasso. Estas dos grandes figuras del arte del siglo XX, a través de sus personalidades y sus creaciones, influirán profundamente en la evolución de los artistas españoles en París, al iniciar o marcar su huella en los diversos movimientos que se sucederán a lo largo del siglo pasado.
Mediante diez capítulos que representan las diez décadas que han sucedido el cubismo, el surrealismo, las abstracciones, la invención de la escultura metálica, el arte informal y que revelan nuevas formas de expresión, corpóreas o inmateriales, el recorrido destaca los puntos fuertes de la historia del arte español, para definirlo como "un campo abierto" (en lugar del "campo cerrado" definido por Max Aub).
Al igual que Joan Miró quien se definió como un "catalán internacional", desafió cualquier sentimiento de identidad para apuntar a lo universal. Es llevado por colectivos de artistas con aspiraciones revolucionarias (el grupo de la calle Blomet en 1925 en torno a Miro, Masson, Bataille, Leiris) o apoyado por cómplices de dúos (Buñuel / Dalí para Un perro andaluz en 1928; Picasso/González por el Monumento a Apollinaire en 1928-32). Sufrió los golpes de la guerra y el exilio y fue reconstruido a través de una forma de neoprimitivismo mediterráneo (la arquitectura de Josep Luis Sert). Es apoyado, tanto en París como en Barcelona, por comerciantes y fervientes coleccionistas (desde Kahnweiler a Daniel Cordier pasando por los Noailles). Se renueva después de la guerra a través de la película y el video y se feminiza, finalmente, gracias a figuras excepcionales y radicales (La Ribot, Esther Ferrer).