Organiza Foro por la Memoria de la Axarquía.
Una noche de abril de 1937, en una casa de pescadores de Andalucía. Una habitación con las paredes blanqueadas. En un rincón, un gran crucifijo negro. Teresa Carrar, una mujer de cincuenta años, está amasando el pan. Su hijo José, de quince años, trabaja una talla al lado de la ventana abierta. Se oye a lo lejos ruido de cañones.