La primera impresión que produce este trabajo de Justine Triet es que estamos ante una obra compleja y de difícil clasificación; pese a que gran parte de la historia gira en torno a un proceso para dirimir la inocencia o culpabilidad de la protagonista, no es la clásica película de juicios, sino que también es un drama familiar, una reflexión sobre la culpa, los sacrificios y las renuncias así como un interesante retrato de la cara B de escritores y, por extensión, de los creadores como la propia directora.

Además, el interés del espectador está por encima de saber si ella es culpable o no, por mucho que su magnífico guión se mantenga siempre en un difícil equilibrio entre las dos posibles opciones. Salvando las distancias, ocurre como en el notable documental “Amanda Knox” (disponible en Netflix), en el que el público llega a sus propias conclusiones tras haberlo visto.

De todas las virtudes de “Anatomía de una caída” la más obvia recae en el acertadísimo reparto encabezado por una descomunal Sandra Hüller y el pequeño  Milo Machado Graner, pero al margen de ésta, en opinión de quien escribe estas líneas es preciso destacar el sobresaliente uso que Justine Triet hace del sonido: de entrada, el hijo, personaje absolutamente crucial, es ciego, de modo que tiene más agudizado el oído; la música estridente del principio es un posible desencadenante de la trama y el momento más decisivo del juicio tiene lugar en torno a una discusión grabada, cuyo violento final sólo podemos oír.

Anatomie d'une chute (Francia, 2023) | Dirección: Justine Triet. | Guión: Justine Triet y Arthur Harari. | Fotografía: Simon Beaufils. | Intérpretes: Sandra Hüller, Milo Machado Graner, Swann Arlau, Samuel Theis, Jehnny Beth, Saadia Bentaïeb, Antoine Reinartz, Camile Rutherford, Anne Rotger, Sophie Fillières, Ilies Kadri, Anne-Lise Heimburger.