“Tómate un grumito de felicidad, ColaCao. Lo toman futbolistas y nadadoras, grandes artistas y super campeonas. Después de una carrera, cada cual en su manera, prepárate un buen tazón de grumitos y de ilusión, ….” Esta letra tan conocida por todos, al menos por los de mi generación, la cantaba el otro día mi hija (11 años) y me llamó la atención por varios motivos. Entre ellos, porque apenas ve la televisión y me extrañaba que supiera la letra de principio a fin. ¿La habrá escuchado más veces de las que pensaba y de ahí su capacidad para retener la letra? ¿Se estará dirigiendo la publicidad a niños de productos que no deben formar parte del consumo habitual a pesar de la reglamentación en contra que hay al respecto? ¿Influye la publicidad en las elecciones que tienen los niños en la comida? ¿Puede llevarnos la publicidad a elegir opciones menos recomendables y a consumirlas en mayores cantidades?
Encontré este reciente artículo (Al-Hifi 2023) que responde afirmativamente a todas las preguntas planteadas. En él se muestra la influencia del uso de la televisión e Internet en la capacidad de los adolescentes para identificar con precisión las comidas rápidas, lo que indica que son más capaces de reconocer este tipo de comida que los tipos de verduras, por ejemplo, incrementándose su consumo y su demanda. A los adolescentes del estudio se les preguntó por alimentos que consideraban comida rápida, así como por el consumo de líquidos.
¿Qué vieron los investigadores? Por un lado, los adolescentes reconocieron correctamente como comida rápida la mayoría de los alimentos enumerados. También hubo diferencias, por género, en la cantidad de bebidas diarias consumidas de leche entera y bebidas azucaradas (mayor consumo en chicas) y bebidas energéticas (mayor consumo en chicos). Por otro lado, los adolescentes que rara vez veían la televisión o Internet parecen ser menos propensos a clasificar la pizza, la carne a la parrilla, los sándwiches de huevo frito y el arroz como comidas rápidas. Como conclusión, los investigadores afirman que el consumo de televisión influye en que se identifiquen mayor número de productos como comida rápida y que aumente el consumo de los mismos en este grupo de población.
Si la publicidad que acompaña a todos estos productos va dirigida directamente a los más jóvenes y vulnerables de la casa, el aumento del consumo de dichos productos se producirá casi con total seguridad como apunta tanto este estudio como otro centenar de ellos. Por ejemplo, en 2022 (Kucharczuk et al) se vio que los adolescentes eran más propensos a recordar alimentos poco saludables y que las celebridades en redes sociales eran un componente común en anuncios que ayuda a potenciar este efecto. Por su lado, Emond (2019) observó que cuando los niños en edad preescolar se exponían a publicidad de comida rápida, la ingesta de la misma aumentaba, incluso en el doble cuando los padres ni siquiera solían acudir a este tipo de establecimientos.
Todos estos hallazgos crean la necesidad de desarrollar programas de educación alimentaria junto con la implantación de políticas que regulen todos estos términos con el objetivo de proteger a nuestros niños y adolescentes. Porque la responsabilidad no es del consumidor.