Si lees mi libro Psicología Clínica: Más allá de la Teoría, podrás comprobar que la pasión por mi trabajo como psicólogo clínico está fuera de toda duda.

Ahora bien, eso no significa que nuestro trabajo sea fácil ni que el mismo no nos desgaste con el paso del tiempo. De hecho, he escrito varios artículos sobre el Síndrome del Burnout en los psicólogos y, además, coordino el grupo de trabajo relacionado con este tema, creado en el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental.

¿Y por qué es tan duro?, pensarás al leer este artículo. En realidad, parece fácil y cómodo: estamos sentados la mayor parte del tiempo, la temperatura ambiente con la que trabajamos es adecuada, la remuneración económica no está mal, el conocer tantas historias de otras personas te permite aprender “gratis”, adquirir sabiduría; el prestigio social es agradable, los medios de comunicación nos tienen cada vez más en cuenta, la demanda de asistencia psicológica va en aumento, el conocer los resquicios de la mente te puede ayudar a estar mejor contigo y tu entorno… en fin, un sinfín de ventajas, poco comparables con otras profesiones.

Entonces, ¿de qué carajo te quejas, si lo tienes todo? Te voy a compartir algunos de los conflictos con los que vienen las personas a las sesiones:

“Me estoy planteando separarme de mi pareja. No puedo más. El problema es cómo decírselo a mis hijos”.

“En dos meses sabré si me renuevan el contrato o no. No me llega la camisa al cuerpo. Si me quedo sin trabajo, no sé qué haré a mis 58 años”.

“Me han hecho pruebas por un dolor que tenía en el abdomen. En unos días me dan los resultados, pero no puedo soportar tanta espera. Me va a dar algo”.

“Mi hijo me ha dicho que no tiene ilusión por vivir. Incluso ha llegado a gritar en voz alta que quiere morirse”.

“Hace unos meses perdí a mis padres en un accidente. No veo la forma de llenar tanto vacío”.

“He perdido mi trabajo porque llevo ocho meses sin poder salir de mi casa. Me da miedo todo y cada vez que salgo el cielo cae sobre mí”.

“Estaba embarazada hasta hace dos semanas. Sufrí un aborto por una mala praxis médica. Me han dicho que no podré tener hijos nunca más”.

A esto, súmale que no siempre la persona viene dispuesta a que le ayudes, que no siempre puede abonar las sesiones en la práctica privada, que no siempre el entorno es favorable para que progrese y que, por supuesto, tú mismo eres una persona que tiene su propia vida con sus luces y sus sombras.

LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Cómo te sentirías si alguien compartiera contigo algunos de los comentarios anteriores, con la esperanza de que tú -además- vas a conseguir aliviar o eliminar su malestar?

Deja tus comentarios. Serán bienvenidos desde el respeto y la libertad de expresión.

Si quieres saber más, pásate por aquí:http://www.psicologiaclinicamsf.com

Manuel Salgado Fernández

PSICÓLOGO CLÍNICO // Col. AN-2.455